La Comarca Alto Gállego, desde su Área de Cultura, ha iniciado la catalogación de los fondos de la Harinera ‘La Dolores’ de Caldearenas. De momento es difícil contabilizar la documentación, pero se podría hablar de unas 100 cajas aproximadamente de documentos y unos 500 expedientes, aunque estas cifras podrían variar. 
La documentación está diseminada por diferentes estancias, armarios y expositores y tal y como señala la archivera, Raquel Barrero, todavía no la he localizado toda. La idea en este proyecto es revisar toda la documentación, hacer una primera limpieza y clasificarla. Se calcula que a finales de mayo “tendremos una visión más clara de lo que es el fondo documental de la Harinera”, añade.
Hasta el momento se han localizado libros de contabilidad, correspondencia con proveedores y agentes comerciales, rollos de cinta de telégrafos (parece ser que la Harinera tenía su propio telégrafo), documentación del Servicio Nacional del Trigo, pólizas de seguros, libros de registro de molturación, facturas o documentación sobre tarifas de la compañía eléctrica, de la Fábrica de Electricidad Hidraúlica de Caldearenas-Aquilué.
Rocío Arnal, consejera comarcal de Cultura, señala que “se continúa así la catalogación de distintos archivos del Alto Gállego, tanto públicos, de ayuntamientos, como privados, de empresas y asociaciones”. La antigua fábrica de harinas está actualmente musealizada y se conserva la documentación en diferentes ubicaciones de la harinera, que incluye entre otros materiales, libros de contabilidad o formularios que utilizaban para el desarrollo de su actividad industrial. “Queremos así  intentar que ese patrimonio cultural industrial, la memoria de los pequeños pueblos no se pierda”.
Cabe recordar que la Fábrica de Harinas ‘La Dolores’ de Caldearenas se crea en 1925 sobre un molino preexistente. De éste, se aprovecha la acequia para establecer un salto y una turbina que convierta la energía hidráulica en eléctrica para abastecer a la propia fábrica y al pueblo de Caldearenas, y otras localidades vecinas. 
El empresario Fermín Martínez Piedrafita fue el encargado de realizar la inversión y transformación de este molino en fábrica. La Fábrica de Harinas ‘La Dolores’ mantuvo su mayor actividad entre los años 20 y 30. En 1929 llegó a exportar harina a otros países. Desde que cesó su actividad en 1968, Fermín Martínez y sus descendientes se encargaron de mantener la instalación en correctas condiciones. Posteriormente, el Ayuntamiento de Caldearenas se encargó de su restauración y acondicionamiento y hoy comparte espacio con un punto de lectura comarcal.